ORGANIZACIÓN SINDICAL
El poder de las organizaciones sindicales para
transformar en forma eficaz las relaciones obrero – patronales, así como para
participar en forma determinante de las grandes decisiones que se toman en la
sociedad, descansa principalmente en su capacidad para representar al grueso de
la fuerza trabajadora, esto es, para aumentar y retener a mujeres y hombres
trabajadores en sus estructuras. En el mundo, aproximadamente 7 de cada 100
trabajadores ocupados se encuentran afiliados a una organización sindical,
siendo para los países pertenecientes a la OCDE tal cifra de 17 y en el
contexto latinoamericano de 15 por cada 100. En tanto, Colombia mantiene una
densidad sindical anormalmente baja del 4,6% en relación a los más de 22
millones de trabajadoras y trabajadores ocupados en la economía. El
sindicalismo local apenas ha sobrevivido a la acción combinada de la violencia
antisindical, la actividad contraria a la libertad sindical de los empleadores
y la incapacidad del estado para vigilar y proteger a las expresiones
organizadas de las y los trabajadores, impidiendo la llegada a los sindicatos
de al menos tres millones de afiliados y afiliadas, si tan solo consideramos la
tasa de afiliación a sindicatos que el país acumulaba hacia principios de los
años 80.
Una tendencia esperanzadora ha irrumpido en el
país, pues el ciclo de treinta años de decrecimiento sostenido de la
pertenencia a sindicatos ha empezado a mostrar un ascenso, desde 2010 se
identifican al menos 188mil nuevos registros de trabajadores y trabajadoras
afiliadas a sindicatos, esto, después de múltiples esfuerzos entre los cuales
se destacan: denuncia en el concierto internacional de la violencia
antisindical, la acción en escenarios como las conferencias anuales de la OIT y
espacios de incidencia política en varios países, algunas garantías por vía de
acuerdos paralelos a los TLC para la protección de derechos laborales y la
libertad sindical, así como las campañas de afiliación acometidas por centrales
y redes sindicales internacionales. No hay un único camino para lograr
convertir a los trabajadores en una fuerza imprescindible en el concierto
democrático nacional y nuevos esfuerzos deben sumarse para caracterizar el
cambio en el contexto de la sindicalización en el país, por lo que urgen
estrategias, espacios, recursos y decisión política de todos los niveles del
sindicalismo para no conformarnos con el modesto aunque significativo
crecimiento recientemente generado, en perspectiva de transformar el marco
institucional y cultural de la negociación y el diálogo entre los actores del
mundo del trabajo e incluso lograr a través de una agenda propia de
transformaciones en materia laboral y sindical, aportar a la construcción de
paz con derechos en medio del fin del conflicto armado.
La escuela de organizadores sindicales se propone
en este contexto, aportar aprendizajes y herramientas sintetizadas por el
sindicalismo local e internacional para traducir en resultados concretos y
cuantificables las actividades que cotidianamente despliegan mujeres y hombres
trabajadores en el país para hacer crecer la membresía a los sindicatos,
considerando los cambios más recientes en el contexto nacional de
sindicalización.
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